"Los
museos de arte clásico nunca han tenido la necesidad de incluir la teoría.
Cuando alguien entra en el Prado, y ve Tizianos o Rafaeles, el discurso teórico
está escondido, no es necesario. Piense en La Primavera de
Botticelli, el cuadro más bello del mundo: nadie sabe que es una representación
de la filosofía neoplatónica, ni falta que hace. Pero si lo sabes, ves otra
dimensión de la pintura que le añade una profundidad insospechada".
"En la Modernidad
todo cambia. El discurso teórico ocupa un primer plano, es esencial. Si tú
no sabes que estás mirando un cuadro cubista, seguramente no vas a saber ver lo
que tienes que ver. Lo interesante es que nuestra mirada ahora es una mirada
determinada por todo el proceso de la modernidad y, por lo tanto, es una mirada
teórica, aunque no lo sepamos". (Felix de Azua)
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